martes, 10 de noviembre de 2009

COSAS SIMPLES

Dijo algo simple.
Cosas,
ya sabés.
Lo intelectualicé un momento,
como víctima de mi naturaleza retorcida.
«Bueno, no hay nada que encontrarle a eso»,
pensé.
«Es sólo eso».
Y mientras sus palabras patinaban,
enredándose con mis pensamientos de costumbre,
sus ojos se abrieron
en hermosos abismos azules:
Aquellos ojos extraordinarios...
Sí, lo sé.
Sé que siempre están ahí,
todo el bendito tiempo.
Pero a veces soy muy estúpido
y no puedo verlos.
Ni mucho menos disfrutarlo.
Tonto y estúpido.
Es que esas mágicas ventanas
suelen conducirme hacia lugares inciertos.
Misteriosos.
Pero luego me traen de regreso a casa,
que es justo donde quiero estar;
con ella.
Y todo está en su modo.
Decir, hacer…
Es el modo.
Un modo simple y honesto,
con el que podría matarme
sin proponérselo demasiado…
Sin embargo elige cuidarme.

Y sonreímos y giramos en el piso como gatos tontos,
atrapados.
Y sonreímos y giramos como gatos hermosos.
Mientras muere Dios en su cruz,
ya desde hace algunos miles de años.
Y todas las manos y ojos y dedos de Dios,
en su magnificencia celestial,
no significan nada.
Porque el mundo detona cada día un poco más,
pero nosotros sólo reímos y giramos
como gatos felices.
Quizás, como estaba previsto.
Amén.

No hay comentarios: